Las transiciones cama–silla son una de las tareas más demandantes para quienes cuidan a una persona con una condición neurológica.

En TRAINFES sabemos que la labor del cuidador es valiosa, pero también físicamente exigente. Por eso, la kinesióloga Fabiola Balbontín, Magíster en neurorehabilitación, comparte una serie de consejos prácticos para que estas movilizaciones sean más seguras, eficientes y menos desgastantes tanto para el paciente como para quien acompaña.

1. Ubica el lado más fuerte del paciente hacia la cama

Antes de realizar la transferencia, coloca el lado del cuerpo que tiene más fuerza en dirección a la cama o camilla. Esto facilita que la persona pueda levantarse y pivotear sobre ese lado, logrando un movimiento más estable y con menor esfuerzo para ambos.

2. Retira todo lo que pueda interferir en la transferencia

Quita elementos como apoyapiés o apoyabrazos de la silla, puesto que pueden dificultar la maniobra y aumentar el riesgo de tropiezos. Asegúrate de retirar o elevar todo lo que pueda estar en el camino antes de comenzar la transferencia.

3. Toma puntos de contacto firmes

Sujeta al paciente desde zonas fuertes y seguras, como el tronco o la pelvis, que son segmentos más pesados y estables. Esto te permitirá tener un mejor control del movimiento. Además, explica en todo momento qué va a ocurrir y qué debe hacer la persona. Esto mejora la coordinación y disminuye la ansiedad.

Si alguna parte del cuerpo no está estable —por ejemplo, una rodilla que tiende a ceder— puedes estabilizarla suavemente para que el movimiento sea más seguro.

4. Cuida tu postura durante la transferencia

Tu seguridad también importa. Para evitar lesiones:

  • Mantén la espalda recta.
  • Flexiona tus rodillas.
  • Separa los pies para tener mayor equilibrio.
  • Realiza la fuerza principalmente desde las piernas, no desde la espalda o los brazos.

Esto reduce significativamente el riesgo de sobrecarga lumbar o torceduras, especialmente si realizas este tipo de maniobras a diario.

5. Evita movimientos bruscos

Los cambios de posición deben ser suaves y controlados, tanto para proteger al paciente como para evitar tensiones musculares en ti. Respira, guía el movimiento y mantén un ritmo constante.

6. Apoya los ejercicios que fomentan la independencia

La meta final de la rehabilitación neurológica es que la persona logre mayor independencia en actividades como transferirse sola, girar en la cama o ponerse de pie.

Acompañar al paciente en la realización de sus ejercicios terapéuticos les permitirá avanzar hacia una menor dependencia, reduciendo también la carga física sobre ti como cuidador.

Cuando ellos ganan autonomía, tú ganas seguridad y tranquilidad.

Cuidar es más seguro cuando se hace con técnica

Las transiciones cama–silla pueden ser desafiantes, pero con una buena técnica y el acompañamiento adecuado, es posible realizarlas de forma segura y eficiente. Recuerda que tu bienestar también es parte esencial del proceso de rehabilitación.

✅ Si quieres más orientación sobre movilización segura, ejercicios terapéuticos y apoyo a cuidadores, revisa nuestro blog o agenda una evaluación con nuestro equipo de especialistas.