Acompañar a un familiar en su proceso de rehabilitación es un gesto profundo de amor. Pero también puede ser emocional y físicamente desafiante. Si eres cuidador o cuidadora, es fundamental recordar que tu bienestar importa tanto como el de la persona que cuidas.

A continuación, te compartimos tres ideas clave entregadas por Cristóbal San Martín, psicólogo de TRAINFES, que pueden ayudarte a sostenerte mejor en este camino.

1. Tú también importas: cuidarte es parte del cuidado

No eres egoísta por necesitar un momento para ti. Para acompañar bien, necesitas estar bien.

Cuando tú te quiebras, la otra persona también lo siente. Por eso, es fundamental que te permitas descansar, respirar y darte espacios propios. Reconocer tus necesidades no te aleja del rol de cuidador: lo fortalece.

2. No necesitas tener todas las respuestas

Cuidar no significa resolverlo todo ni hacerlo perfecto. En muchas ocasiones, lo más valioso que puedes ofrecer es estar presente: escuchar, sostener, o incluso dar un abrazo.

Aceptar que no estás obligado a saberlo todo reduce la presión y te permite acompañar desde un lugar más humano, más real y más sostenible.

3. Busca apoyo emocional: no estás solo

El proceso de rehabilitación puede provocar emociones intensas. Hablar de lo que sientes es una forma legítima —y necesaria— de autocuidado.

Puedes buscar apoyo en:

  • Otros cuidadores, que atraviesan experiencias similares.
  • Personas de confianza, para compartir lo que te ocurre.
  • Profesionales de la salud mental, que pueden orientarte.

Reconocer que necesitas sostén es un acto de valentía y una manera concreta de cuidar tu bienestar.

Acompañar a alguien en rehabilitación es un acto de amor profundo, pero también requiere aprender a sostenerte a ti mismo. Y esa capacidad, igual que la rehabilitación, también se entrena.

Si necesitas orientación o apoyo adicional, recuerda que en TRAINFES estamos aquí para ayudarte.